12 de septiembre de 2006

Coincidencias

¿Os habéis parado a pensar alguna vez en las coincidencias? que son, porque ocurren, si se podrían forzar a que ocurrieran o si por el contrario, se podrían esquivar, si todos vivimos la misma cantidad de ellas, o si hay personas que no tienen tantas, hasta que punto una sola coincidencia puede cambiarnos las vida, si en realidad son señales divinas, del horóscopo, los astros, o de la suerte, y si no será que todo esta ya diseñado para que en una misma unidad de tiempo y espacio varias personas, objetos, acontecimientos o lo que sea, coincidan, se crucen, producto de la casualidad y el destino…

Han ocurrido miles durante todos los tiempos, las hay sonadas que acaban en los medios y plasmadas en la historia, las hay desgraciadas, personales, forzadas por cualquier motivo o interés, e incluso beneficiosas para alguien, importantes por el efecto que producen, odiadas por provocar que acaben descubriendo algún secreto celosamente guardado, etc.

La verdad, a pesar de que a veces llegue a creer ser la persona que más coincidencias de diversa índole le ocurren por segundo cuadrado y le ocurrirán de todas las que he conocido en mi vida y que quizás conoceré, yo no creo ni en la suerte, ni en el destino, ni en nada similar. A mi modo de ver, yo creo que yo, tú y todos somos individuos que tienen su futuro propio en un 80% en sus manos. El restante 20% no creo que sea tampoco espontáneo ni derivado del porvenir, sino el resultado de la suma del entorno, el momento o la época, el lugar y ubicación y las personas que nos rodean y con las que nos acabamos cruzando, en una mezcla singular de partes a veces dispares entre sí.

Desde mi punto de vista sería absurdo e insano pensar que todo esta escrito que no hay nada por hacer porque ya esta marcado lo que ocurrirá, porque si fuera así, a partir de ya mismo dejo de moverme, dejo “de todo”, ¡Qué lo haga el destino por mí! Eso no puede ser, nosotros hacemos y deshacemos cada día, decidimos, actuamos y cada una de nuestras acciones tiene sus correspondientes consecuencias, hasta las más insignificantes o incluso las que no vemos y que no por eso dejan de existir y de influenciar a otros y a nosotros mismos.

Es por eso que deberíamos de ser conscientes de nuestros actos y de los de los demás, estar alerta y darnos cuenta como funcionan las cosas y ver que todo tiene un motivo, una explicación un móvil o “casi todo”, y dejar la menor parte para que la explique ese agente tan raro e impredecible que es la casualidad, una palabra que esconde un mundo porque tras ella podemos justificar lo injustificable, evitando a veces hacernos responsables de nuestros actos, utilizarla para razonar cosas irracionales, que bajo ese pretexto parecen siempre estar a cubierto.

Las coincidencias existen y no son más que eso casualidades, hechos casuales, puntuales, rarezas que conviven con nosotros y que nos pueden alegrar, entristecer, ayudar, fastidiar y consiguen dar un toque de imprevisibilidad al día a día pudiendo convertir la rutina habitual en algo sorprendente que contar como anécdota.

Así que concluyo estas letras acerca de las coincidencias diciendo como dijo el matemático John Allen Paulos:

"La más increíblemente asombrosa coincidencia imaginable sería la completa ausencia de coincidencias."