30 de agosto de 2006

Límites

Límite: Línea real o imaginaria que separa dos partes.


Porque creo que ponerse en duda las cosas y preguntarse puede ser sano. Hoy 30 de agosto, yo me pregunto…

¿Qué son y donde están algunos límites?

La línea que separa lo real y lo no real, la verdad de la mentira, lo certero de lo dudoso. Esas líneas a veces se dispersan y confunden dejando poco definidas cada una de las partes que separan. En el mundo en que vivimos, el que nos rodea cada día, esta lleno de sensaciones, de estímulos para nuestros sentidos, los sentidos son los que nos sirven de vías de comunicación entre el exterior, el mundo, y nosotros, entre las dos partes que componen ese todo.

Esa conexión no siempre es de fiar, los sentidos, ese punto de unión tan normal y cotidiano, pero a la vez imprescindible, en ocasiones falla, se confunde, y distorsiona la percepción de la realidad, dando lugar a alucinaciones, espejismos, efectos ópticos, malentendidos, equívocos y experiencias insólitas, entre otras muchísimas consecuencias.

En un mismo parte de accidente cada uno de los afectados puede tener claro que su visión es la absolutamente sincera y veraz de lo ocurrido y aún así no coincidir en nada al exponerla en común, al margen de los intereses. Esto es posible porque lo que vemos, oímos, sentimos, olemos y degustamos, no para todos ni en todo momento, ni sitio, resulta lo mismo ni del mismo modo, una vez percibidos y procesados por diferentes receptores.

En ese proceso interviene también el cerebro que asimila la información recibida dándole forma y contenido para que tenga sentido. Como cada individuo es único, el modo de interpretar esa misma realidad a partir de lo percibido, puede en ocasiones tener distintos versiones o resultados y producto de ello nacer diferencias de percepción.

Cada día nos guiamos al 100% por los sentidos como algo infalible porque aprendemos desde pequeños a confiar en la experiencia, de lo que experimentamos, percibimos y sentimos al respecto de nuestro alrededor continuamente, y nos permite vivir y sobrevivir.

Carecer de uno de ellos nos puede dificultar enormemente la existencia, y cuando los tenemos todos creemos que poseemos la clave de la verdad, sin tener en cuenta que nuestros sentidos no son perfectos y pueden tener un “coeficiente de error” de medición como los aparatos de medición habituales, como el termómetro, la báscula, el metro, etc. Y resultar que esa verdad que a veces creemos tan absoluta, deja de serlo y empieza a estar algo cogida por pinzas si pensamos que realmente la mayor aproximación a ella sería la composición de varias opiniones, puntos de vista y percepciones de una misma y única cosa que siempre son algo imperfectas.

Si nos fijamos en las distintas percepciones visuales por ejemplo, nosotros lo vemos todo “en color”, en cambio un enfermo daltónico no distingue el verde del rojo, un perro ve en blanco y negro y una serpiente únicamente distingue bultos o formas por el calor que emiten, los murciélagos por ondas sonoras, etc. Por lo que sería práctico preguntarse cual de estas visiones es la más real, o la que más se acerca a la realidad, la respuesta más cómoda es responder “la nuestra, nuestra visión en color”, pero ésta es a la que estamos acostumbrados, quizá el mundo es en blanco y negro y nuestros cerebros se encargan de fabricar e inventar a partir de la luz unas diferencias que no existen.

No se cual es la respuesta exacta a estas hipótesis, pero sea como fuere, no existe solo un prisma desde el que observar percibir o sentir, por lo que deberíamos ser más humildes en nuestras afirmaciones basadas en los sentidos al colocar y definir esos límites y dejar algo de lugar a la relatividad de la verdad.

No hay comentarios: