3 de octubre de 2006

Mundos

No se si habéis tenido la oportunidad de viajar un día laborable por la mañana a primera hora en transporte público concretamente el metro, tranvía o bus de una gran ciudad, es toda una experiencia.

En la actualidad puedes compartir tu destino con gentes dispares de varios orígenes, edades, creencias y realidades sociales, con distinto estatus social, económico, etc.

En un mismo espacio puedes ver muchas personas cada una muy distinta a la que tiene a su lado y todas con una vida, un entorno propio que les rodea, un trabajo, un día a día determinado, unas personas, familiares, jefes y amigos, que hacen que cada uno sea un único junto con su Mundo.

Es posible que al sentarte tengas a tu lado a una mujer con una toda una historia a sus espaldas, que ha cruzado el océano atlántico con el único propósito de poder alimentar a su familia y poder darles una vida mejor y va sentada pegando cabezadas y casi durmiendo, porque para conseguirlo hace más horas en un día que cuatro españoles medios juntos.

Que al mismo tiempo, delante de ti se siente un chaval joven que parece algo enganchado a los porros y que no puede evitar hacerse uno allí mismo a escondidas aunque este rodeado de gente de todas las edades, niños y no tan niños y mayores o muy mayores que le miren con distintos modos y enfoques, quizá criticándolo para sus adentros o por el contrario deseando que les pasara una sola calada. Ese chico tal vez sin demasiado esfuerzo come cada día, tiene un techo y ropa y seguramente no tiene que preocuparse por sus necesidades básicas porque vive con sus padres y lo hará por mucho tiempo por como esta la vida, y tampoco le da mucha importancia al estudio ni le apetece plantearse su futuro, ¿Para qué?

Además a su lado se encuentra una mujer mayor jubilada y estresada, pero feliz, que lleva en brazos a su nieta que tiene que ir a la guardería, pero que su madre por sus trabajo ha delegado en la súper abuela, que no teniendo suficiente con criar a sus hijos, ahora a la vejez cría también a sus nietos en este mundo absurdo que no deja hacerlo a los padres que les gustaría, si entre sus metas en la vida están las de disponer de autonomía económica para mantener a sus hijos y a la vez tener una vida profesional plena.

Sin irnos muy lejos de pié se encuentra un hombre posiblemente proveniente del congo africano con sus pies destrozados en sus sandalias playeras en pleno mes de noviembre, sus discos top manta y sus gafas y pulseras en el escaparate itinerante que le acompaña a todas partes desde que cruzó el estrecho arriesgando su vida para buscar la panacea que le vendieron, y que al llegar se convierte en una pesadilla por sobrevivir quizás tan dura como la que tenía de donde vino.

Como no, hay estudiantes hablando de su pareja o amigos, de consolas, o de sus exámenes y agobios estudiantiles, también gente que va al trabajo pensando como y de que forma afrontará ese día haciendo cálculos en el aire, vestida de traje, como empresarios, comerciales con corbatas y sus carpeteas, de uniforme de limpieza de colores chillones, de seguridad imponiendo su presencia con el entrecejo fruncido, o con el mono de mecánico o de pintor ya sucio porque sabe que se lo va a manchar, etc. etc. etc.

Todo esto es posible advertirlo dejando todo “lo tuyo”, tus problemas, preocupaciones, y mirando por unos instantes a tu alrededor, sin llegar ni a escuchar conversaciones, solo dándote cuenta que no estás solo, que no eres el centro del universo, ni el mejor, ni el peor y que eres una parte más de un mundo, hecho de pequeños mundos, vidas que se entrelazan entre sí, compartiendo a veces lo más insignificante, un viaje en el tranvía, y a veces fundiéndose completamente en una vida en común, pero al fin y al cabo compartiendo sus universos personales y cada una de las galaxias que componen a estos, porque todas esas vidas están llenas de galaxias de emociones, sentimientos, sueños, añoranzas, ilusiones y decepciones, lagrimas, abrazos y desprecios, formando un todo que cabe en un bus.

Es apasionante por un momento pararte y reflexionar y ver que eres uno más en el montón de millones de personas que vivimos en el Mundo, pero aún así, eres único, eres... Un Mundo Irrepetible.

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